Antes de previa lectura, por si acaso, aquí dejo las fichas de cada personaje:
- http://es.wiki-errantes.wikia.com/wiki/Musimalapagu_Zarpa_Ventosa
- http://es.wiki-errantes.wikia.com/wiki/Lliffy
- http://es.wiki-errantes.wikia.com/wiki/Musimalapagu_Zarpa_Ventosa
- http://es.wiki-errantes.wikia.com/wiki/Lliffy
- ¡Alfreeee! ¡Xin! - Musi llamaba a los hombres desde la ventana del cuarto superior- ¡Volved ya a casa que hace rasca!
El viento corría cada vez más helado debido al intercambio de temperatura con el suelo y el lago, provocando que el rebaño de cabras montesas de la familia volviesen perezosamente al cercado guiados por Babas, la mascota de la pareja de granjeros. Lliffy y Xin se hallaban realizando la labor del pastoreo, mientras que Musi realizaba sus labores de ama de casa. En ese momento, Xin se ruborizó por el frío mientras y su tío se percataba de la llamada de Musi.
- Xin, la parienta nos llama. Volvamos. - Decía Lliffy mientras veía asentir a Xin.
Ambos seguían el camino de vuelta al hogar, guiados por la luz que desprendía y el olor cálido y acogedor de los guisos caseros de la esposa. Una vez allí, veía la mesa puesta por ella. Se sentaron velozmente y empezaron a engullir como patos los platos servidos. Musi les acompañó en la cena y comía con un poco de dignidad, aunque no se avergonzaba de limpiar el plato al final. Babas perseguía también el aroma del guiso de costillas de mushan, conseguidos a buen precio en el mercado de El Alcor. Mientras este ladraba y pedía una porción del sabroso plato, los tres se centraban en acabar de cenar.
Tras la cena, Musi se acordó de la mascota, le sirvió dos cuencos del guiso, separando lo sólido del lo líquido. Los hombres de la casa ensayaban sus gases orales en la puerta de la casa, debajo del cielo estrellado. A estas horas de la noche, las bandadas de aves del valle dejaron el vuelo para reposar en sus nidos y alimentar a sus crías. A lo lejos, se veía el farolero asegurando los caminos, asustando a las bestias de la noche con su luz candente.
- Alfre, ¿comprobastes el gallinero? Como vuelvan los zorros de nuevo mañana nos quedamos sin los calabacines que nos prometieron los "pijitos" de al lado. -
- Será posible... - Refunfuñaba Lliffy - Ahora vooooooy... - Se levantaba perezosamente de la puerta y se acercaba al gallinero con una vela encerrada en un farolillo. Xin, al parecer, se quedó sin gases para expulsarlos de forma grotesca y se dispuso a acariciar a Babas mientras veía a su tío alejarse del hogar.
Después de que el marido regresase a casa, la señora y su sobrino se encontraban con sus ropajes de cama, esperando a que Lliffy se vistiese de la misma forma. La pareja duermen arriba, juntos en el piso de arriba, mientras que Xin duerme en una cama improvisada que, al paso del tiempo que llevaba este viviendo allí, mejoraba en su aspecto y comodidad. Babas dormía al lado de la puerta, rodeado de trapos viejos que los pandarens le cedían. Fue una noche tranquila, como todos los días en Pandaria.
Sin embargo, todo cambió al día siguiente...
Hace pocos días que la niebla que cubría Pandaria para ocultar el continente se había disipado, dejando tal inmensidad expuesta a cualquier extranjero, y, como se veía venir, las noticias de una nueva tierra inexplorada se difundieron por los continentes de Azeroth. Tanto Horda como Alianza, envueltos en su codicia y odio mutuo, embarcaron para conquistar la nueva zona misteriosa.
A ojos de la familia granjera, el día empezó como uno cualquiera. Mañana de tareas del hogar, del ganado, revisar los cultivos... Hasta el momento de ir al mercado. Musi, a lomos de Mogueh, una de las cabras que usan como montura, Lliffy, tirando de las riendas y yendo a pie, y Xin, cubriendo la espalda despreocupado, se dirigieron a El Alcor sin noticias algunas. Se veía, desde la lejanía, una multitud reunida en la zona baja del lugar: vecinos, vendedores, personas mayores, niños... Todos formaban una piña casi redonda, evento que casi nunca pasaba.
Lliffy y Musi lo vieron desde una distancia considerable, preguntándose mentalmente qué pasaba. Xin seguía con sus cosas de chico feliz. Sin embargo, a la hembra le picó su curiosidad de correveydile, alzó el brazo como descubridor y gritó "¡Corred, que quiero cotilleo fresco!". Lliffy, viéndola venir, se cubrió la cara de la vergüenza, y Xin, sorprendido, corrió, se adelantó al mercado e intentaba documentarse.
Al llegar a la multitud, se veía claramente como los comerciantes, con sus carros repleto de provisiones, estaban estancados en el lugar protestando, junto con unos peregrinos, en mitad de trayecto, que no podían seguir su ruta. Algunos se dirigían al Bosque de Jade, otros a Espesura Krasarang, pero no podían completar la ruta... El Shadopan se interponía en cada acceso. ¿Motivo? No hubo respuesta, por lo que la preocupación aumentaba por segundo.
Entre tanto barullo, Musi se colaba como culebra entre los lugareños para conseguir información acerca de lo ocurrido. Para ella, esa actitud es inevitable... Por poner un ejemplo, sería la antigua Fuente del Sol para los sin'dorei. Mientras, los dos hombres la esperaban, espectantes, a que la señora consiga su jugosa información, se dedicaban a olfatear los puestos de comida que habían por alrededor y a babear de forma discreta. El resumen que ésta les dijo a ellos fueron acerca los accesos cortados y la frustación de estos.
Sin más respuestas a lo ocurrido, la incertidumbre llegaba a todo el valle, dejando una nube de preocupación en toda la población. Era la primera vez que un acontecimiento irrumpía la tranquilidad después de tanto tiempo, excepto los avances en los territorios yaungol y mogu. Todo parecía pacífico tras la caída de Lei Shen y el sacrificio del último emperador... Tras tanto tiempo, el aire traía olores nuevos, los animales notaban los cambios bruscos que se avecinaban, incluso los jinyus cada vez notaban las tensiones que sufría el agua. La naturaleza sufría por un motivo desconocido. Sin embargo, todos confiaban en la única línea de defensa que contaban, aunque estos les ocultasen la verdadera historia.
Sin más respuestas a lo ocurrido, la incertidumbre llegaba a todo el valle, dejando una nube de preocupación en toda la población. Era la primera vez que un acontecimiento irrumpía la tranquilidad después de tanto tiempo, excepto los avances en los territorios yaungol y mogu. Todo parecía pacífico tras la caída de Lei Shen y el sacrificio del último emperador... Tras tanto tiempo, el aire traía olores nuevos, los animales notaban los cambios bruscos que se avecinaban, incluso los jinyus cada vez notaban las tensiones que sufría el agua. La naturaleza sufría por un motivo desconocido. Sin embargo, todos confiaban en la única línea de defensa que contaban, aunque estos les ocultasen la verdadera historia.
El trío de pandarens, al ver que tenían que esperar la respuesta, continuaron con su rutina diaria. Tras los recados, volvieron al hogar con sus despensas... Bueno... Semillenas de provisiones... Y dedicaron el resto del día a labrar la tierra y criar el ganado, esperando a que un agente del Shadopan les garantizase seguridad y paz.
Obviamente, esto no sucedió.