A la mañana siguiente todos se reunieron en el despacho principal. Al rato entró tío Zerth, dio la bienvenida y agradeció la presencia de los familiares mientras tomaba asiento tras su mesa.
Yuhe le observaba atentamente. Los comentarios de su primo el día anterior le habían intrigado. Su tutor era un hombre bastante alto, caminaba erguido y sus pasos eran enérgicos. Nada que ver con los apolillados eruditos de su misma edad y condición. Siempre llevaba las manos enguantadas y una capucha que dejaba en sombras su rostro debido a una extraña dolencia que le hacía muy sensible a la luz. ¿Sería eso cierto? ¿Y cómo sabía Dhante que aspecto tenía su tío si siempre iba ataviado de igual modo? El paladín miró a su primo. Dhante le miraba, guiñó un ojo con picardía a Yuhe y luego continuó mordisqueando su pipa apagada fingiendo prestar atención al discurso del cabeza de familia .
Zerth hablaba sobre la designación del nuevo heredero de la casa Runaplata. Yuhe intentaba recordar la última vez que le había visto sin guantes ni capucha. La vez más reciente en que había visto sus manos. Aquella en que su tío se había quitado un guante para abofetearle por haber desobedecido. Su mano era firme y fuerte. La bofetada dolorosa. Pero más que el dolor de su mejilla lo que más recordaba era la humillación.
-…mi hija Eray renunció a su derecho al casarse con un humano-seguía hablando Zerth
- Se llama Verem, padre. Y tampoco me diste otras opciones.
- Tampoco me opuse a tu matrimonio pero no estamos aquí para volver a discutir esa cuestión. – Levantó la mano para acallar la posible protesta de su hija.- Como ya he dicho: quiero comunicaros mi decisión sobre quien será mi sucesor y siguiente regente de nuestra casa. No nombraré a mi hermana menor Vhez por temor a que su amor de madre delegue en los gemelos Dharem, del cual no se tiene noticias desde hace tiempo y Dhante aquí presente, cuyos negocios de dudosa legalidad en Bahía de botín me hacen cuestionar la integridad del legado familiar. - Zerth enarcó una ceja al oír la risa de Dhante- ¿Me equivoco querido sobrino?
- Quizás te refieras a mis servicios como buscador extremadamente eficiente…-Dhante hizo una reverencia tan exagerada que el extremo de su coleta tocó el suelo-…querido “tío”
- Considero que no son los más adecuados para manejar el patrimonio de los Runaplata.- Entrelazó las manos sin prestar atención al tono sarcástico de su sobrino.
- Yrena será perfectamente capaz de llevar los asuntos de familia- Vhez estaba visiblemente molesta.
- No nombraré a Yrena- afirmó tajante - nombraré a Yuhe.
Los murmullos y las protestas subieron de tono. El patriarca se había saltado toda la linea sucesoria para nombrar al benjamín de la familia.
- ¡Pero tío!- Yuhe era el más desconcertado de todos - Me educaste para ser militar. Mi deber hacia el ejercito de la horda no me...
-¡Silencio!- Zerth hizo un gesto con la mano, no era una simple palabra. Les había silenciado a todos.- Tu deber es para esta familia y mientras yo sea el patriarca harás lo que yo diga. - suavizó el tono- luego podrás hacer lo que te de la gana.
El paladín apretó los dientes incapaz de hablar. No era la primera vez que usaba ese hechizo con él, lo hacía siempre que intentaba oponerse a los designios de su tutor.
- Esa es mi decisión - Zerth se levantó dando por finalizada la reunión - Quien no esté de acuerdo es libre de abandonar mi casa.
Todos salieron en silencio excepto Eray que se quedó allí plantada.
- Ya te dejé bien claro que no permitiría que mi legado acabase en manos de la Alianza. - dijo Zerth cuando se cerró la puerta y quedaron solos.
- Sabes de sobra que mi marido renunció a ella. Tu racismo me sigue resultando incomprensible teniendo en cuenta que mi madre era humana.- Eray respiró hondo procurando apaciguar su enfado.- Pero no es de eso de lo que quiero hablar padre. -Se dirigió a ambas puertas de la sala y echó los cerrojos- De hecho, no es contigo con quien quiero hablar.
Zerth se quitó la capucha.
La vejez de los elfos no era comparable a la humana pero aun así aquel Sindorei no había envejecido lo más mínimo desde que le tomaran aquella foto a las puertas de la bodega. Eray retrocedió unos pasos, no le gustaba la proximidad del ente al que estaba apunto de invocar. Tomó aire.
- Acude a mi llamada Razíd.
-o-